Herida cerrada, cicatriz del vínculo que se transforma en hilo invisible, elástico, flexible capaz de perdonar, de olvidar, de devolvernos esa mirada limpia en el espejo en la que redescubrirse como seres en transformación, creativos, capaces de generar ternura ,...
El ombligo con sus claros y oscuros, oquedad infinita sobre la que empezamos a girar cuando todo era agua, latido ritmico, constante, seguro. La oscuridad era un caluroso amparo, y todo era un movimiento suave que nos llevaba de acá para allá, hasta que empezamos a oir con más nitidez, a tener los dedos más largos, y quisimos salir, o nos sacaron. E iniciamos ese primer viaje sin retorno del que nos queda la huella en ese ombligo al sol, que nos devuelve el tacto suave, sedoso de aquel primer beso de los labios de una madre exhausta, cansada, que decide apartar el dolor de nuestra llegada para acogernos en su regazo, en su pecho.
2 comentarios:
Cicatriz y partida, cicatriz y recuerdo del ligazón, de lo que nos nutre… de nuestro origen… de una mujer.
Y en el origen una mujer, una mujer nutricia que acoge, que acompaña y sabe cuándo separarse…, la sabiduría de poner distancia, incorporando al otro, a la otra, en su caminar…, tejiendo puentes… Y al darse la vuelta… de nuevo el origen…
puentes que se tienden desde los afectos y como decia Don Mario sería mejor construir puentes porque sobre ellos se va y se vuelve a la otra orilla,... cómo hacerte saber que siempre hay tiempo, que una sólo debe buscarlo y desearlo... ¿te acuerdads Noor? Siempre desde los afectos, que se educan, que se enseñan, que se aprenden y se comparten...
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