Esculturas en el Vaticano

Caminas por un sin fin de pasillos, a ambos lados piezas colocadas allí comosi se tratase de un coleccionista con un afán voraz por llenar sus estancias, todas camino de la Capilla Sixtina donde Miguel Ángel dejo sus ojos, sus cervicales. Allí no te permiten sacar fotos, te impregnas de aquel color, del volumen las figuras entiendes la pasión de Miguel Angel por la escultura, parecen tenderte una mano llevarte al paraíso, recorrer los infiernos, y redescubrir que el pecado fue un invento, que Adán tomó el sólo la manzana, la gracia divina viene de la mano de la sabiduría y el conomiento...

Un consejo: saca con antelación, por internet tu entrada al Museo Vaticano, te saldrá más económico.